Werner Heisenberg: Reflexiones Sobre Pragmatismo y Positivismo Ana Elisa Spielberg
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La incidencia de la educación humanista, en su vertiente filosófica, sobre algunos de los físicos que formaron parte de la creación de la teoría de los quanta -reconocida como la más fértil de la historia de la física-es un dato innegable. Max Planck en su Wissenschaftlicheselbstbiografie rinde homenaje a un oscuro profesor de matemáticas, no por haberle enseñado a operar con números, sino por haber tenido la habilidad para que "sus alumnos se formaran una idea y entendieran el significado de las leyes de la física." La influencia de este ignoto profesor sobre la vida de Max Planck ha sido de tal magnitud que le dedicará el primer tramo de su célebre ensayo. "Mi decisión original de dedicarme a la ciencia-escribe- nació del descubrimiento que hice cuando aún era adolescente -y que nunca dejó de inspirarme entusiasmo desde entonces-al comprender el hecho evidente de que las leyes del razonamiento humano coinciden con las leyes que rigen las sensaciones que recibimos de lo que nos rodea . . . ," continuando más adelante: "Estas consideraciones fueron corroboradas y ampliadas con la excelente instrucción que recibí durante muchos años en el Maximilian Gymnasium, en Munich, de mi profesor de matemáticas, Herman Müller." (1) Tampoco Werner Heisenberg escatimará esfuerzos para subrayar la importancia que tuvo en el desarrollo de su pensamiento como físico, la formación recibida en la escuela secundaria al "proporcionarle aptitud para la meditación" a través de la lectura de los filósofos griegos. "Gracias a esta lectura" dirá en su libro Das Naturbild der heutigen Physik "comprendí con mucha mayor claridad los conceptos fundamentales de la teoría atómica." (2) Desde luego, que este hecho no nos habilitaría a colegir que la enseñanza de la filosofía es condición sine qua non para la celebración de nuevas teorías en la física-Arnold Sommerfeld mostrará un total y absoluto desinterés por los problemas epistemológicos y metafísicos conectados con la mecánica cuántica, (3) pero sí afirmar que la histórica discusión, iniciada en 1927, entre Niels Bohr y Albert Einstein, y aún no acabada, tiene su origen en confrontaciones eminentemente filosóficas. Pero es más. También podríamos suponer que las flagrantes verzerrungen del pensamiento heisenbergiano, denunciadas reiteradamente por él mismo, podrían haberse debido a que su perspectiva filosórica no se habría prestado a ser aprehendida por los Denksysteme propios de las concepciones filosóficas que subyacen a las corrientes epistemológicas tradicionales, quedando así a merced de contradicciones irresolubles. Por otra parte, la forma en que se enseña a la teoría de los quanta en nuestras casas de altos estudios seguramente nos daría los indicadores sobre el vínculo o mejor dicho, el supuesto desvínculo con el que se suele entender la siempre compleja relación entre física y filosofía. Justamente será Heisenberg quien insistirá, a lo largo de toda su obra, sobre la necesidad de atender este vínculo, entre la antigua filosofía natural y la física atómica moderna, expresado en el siguiente pasaje: "Podemos hacer notar . . . que la física moderna está en cierto sentido, extremadamente cerca de la doctrina de Heráclito . . . (ya que) . . . si reemplazamos la palabra fuego por energía, podemos casi repetir sus afirmaciones palabra por palabra . . . ." (4) Ahora bien, este trabajo no pretende argumentar a favor o en contra de las dos posturas en pugna -conocidas como "ortodoxos" y "heterodoxos"- sino denunciar una serie de equívocos y malentendidos alrededor de los cuales giran estas controversias y que, parafraseando con ironía a Karl Popper, han convertido el meollo de la mecánica cuántica en un embrollo que poco tiene que ver con el pensamiento genuino de uno de los representantes más citados de la denominada "Escuela de Copenhague" y que es Werner Heisenberg. Desde luego que la amplitud de esta temática nos obliga a circunscribirnos al examen de los motes más usuales que se atribuyen a su pensamiento, a saber, ser instrumentalista y positivista. En "Der Begriff 'Versehen' in der modernen Physik," tercer capítulo de su libro autobiográfico Der Teil un das Ganze, Heisenberg transcribe diversas conversaciones que mantiene con Otto Laporte y Wolfgang Pauli, a la sazón tres jóvenes físicos que asisten al seminario dictado por A. Sommerfeld en Munich (1922) sobre la teoría atómica de Niels Bohr. Aún cuando Heisenberg no interviene de forma vehemente en las discusiones sobre el tema del significado 'entender' en física, queda claro que no comulga ni con Otto Laporte, quien repetirá varias veces la sentencia positivista: Filosofía es el abuso sistemático de una nomenclatura inventada para ese fin ni con Wolfgang Pauli quien sostendrá la equivalencia de la noción de 'calcular' con la de 'entender la naturaleza'. Ante su pregunta -qué más puedes pedir, si conoces el entramado matemático y puedes calcular con precisión respecto de cada experimento dado lo que medirá el observador -Heisenberg responderá: "Esta es precisamente mi dificultad . . . que no se qué más exigir. Pero me siento, en cierto modo estafado por la lógica con que este tramado matemático funciona . . . ." (5) Si bien esta postura permite entrever cuál será su posición, recién la explicitará al reflexionar sobre el diálogo que mantiene con Burton, joven físico de Chicago, cuando éste le describe el estilo de investigación científica en las instituciones norteamericanas. En su visita a los Estados Unidos (1929) Heisenberg no puede dejar de asombrarse ante el hecho de que en sus conferencias no observa ni la hostilidad ni la polémica presentes en el público europeo. Burton, al que le pregunta la razón por semejante diferencia, responde: " . . . En el fondo (para nosotros) el físico, incluso el físico teórico, se porta como un ingeniero . . . ." Y, haciendo hincapié en el problema de las leyes estadísticas de la mecánica cuántica, considera que éstas no son más que correcciones para alcanzar fórmulas más eficientes. "Cometéis -agrega- quizás el error de concebir las leyes de la naturaleza como absolutas y después os admiráis de que deben modificarse. La misma calificación de 'ley natural', representa a mi parecer una arriesgada glorificación o sacralización de unas fórmulas que en el fondo sólo pueden ser una norma práctica para entender a la naturaleza en su dominio." (6) La réplica de Heisenberg ante estas reflexiones no se hace esperar: "Si pretendiéramos-nos dice-cultivar la física en este sentido puramente pragmático, elegiríamos en cada caso determinados dominios particulares sumamente asequibles a la experimentación e intentaríamos exponer los fenómenos por medio de fórmulas de aproximación. Si la noción resulta demasiado imprecisa, podríamos añadir términos de corrección y con ello daríamos más exactitud a dicha noción. Pero no tendríamos entonces fundamento alguno para plantear el problema de las grandes interrelaciones," que son "los verdaderos contenidos de la física." (7) Desechada su postura pragmática u operacionalista por la contundencia de estas afirmaciones, queda pendiente su relación con el positivismo. Corre el año 1952 y esta vez es Niels Bohr el que en el jardín de invierno de su casa de Copenhague inicia la conversación. Su desencanto ante la ausencia de objeciones por parte de un grupo de filósofos de la tendencia positivista, después de haberles expuesto su interpretación de la teoría de los quanta, recibe por parte de Pauli el siguiente comentario: "La culpa no tiene porqué ser necesariamente tuya . . . forma parte importante del credo positivista el aceptar los hechos tal cual son . . . . Los positivistas han comprendido que la mecánica de los quanta describe correctamente los fenómenos atómicos . . . , todo lo que a ésto podemos añadir, complementariedad, interferencia de probabilidades, relaciones de incertidumbre, corte entre sujeto y objeto, etc., les parece un lirismo carente de claridad, un retorno al pensamiento precientífico, pura charlatanería," agregando, "tal vez esta actitud sea lógicamente defendible en sí misma, pero si lo es ya no sé más qué significa entender la naturaleza." (8) De esta manera, el reencuentro entre estos viejos amigos, servirá como pretexto para instalar en el centro de la escena la misma pregunta que los había desvelado hacía treinta años. Pero Heisenberg esta vez, no se conformará con rechazar la equivalencia entre "capacidad para predecir o calcular" con "entender la naturaleza," sino que dará un ejemplo concreto: "La trayectoria de un avión-dirá- puede ser calculada con relativo éxito . . . pero recién la entendemos cuando previamente al vuelo, conversamos con el piloto y recibimos información sobre ella." (9) Bohr no queda satisfecho con esta imagen, sin embargo, después de un extenso alegado a favor del positivismo en su lucha contra el autoritarismo y la superstición, reconoce que "no puede aceptar su prohibición de reflexionar sobre los problemas más generales por el mero hecho de carecer de la claridad exigida" ya que "con semejante prohibición tampoco se podría entender a la teoría de los quanta." (10) Es al atardecer de ese mismo día, habiéndose quedado solos Heisenberg y Pauli, cuando éste le pregunta a aquél si está de acuerdo con lo dicho por Bohr. Heisenberg, no sólo responde afirmativamente sino que después de una serie de especulaciones sobre lo que se entiende por 'entender la naturaleza', remata su discurso con la siguiente reflexión: "Para los positivistas existe una solución sencilla: el mundo está dividido en aquello que se puede decir con claridad y aquello sobre lo que hay que callar . . . . No hay filosofía más sin sentido que ésta. Porque no hay apenas nada que pueda expresarse con claridad. Si se eliminara todo lo oscuro probablemente sólo quedarían algunas tautologías carentes por completo de interés." (11) Pero estos claros rasgos no positivistas de su pensamiento ¿habilitan, como pretenden algunos epistemologos, considerarlo como padre de una evolución antipositivista en la física? Heisenberg, si bien nunca deja de incursionar en el ámbito de la filosofía, tampoco deja de subrayar aquello que hace física a la física. Y, así como su énfasis en distinguir los conceptos propios de la física de los Grundbegriffe de raíz filosófica no nos autoriza a calificarlo de operacionalista, la inversa tampoco es correcta. En su conferencia de 1958, en homenaje a Max Planck, Die Plancksche Entdeckung und die Philosophischen Grundfragen der Atomlehre, a propósito de sus reflexiones aclara: "No deben ser mal interpretadas . . . como si desde la teoría de los quanta se pudiese tomar partido a favor o en contra de un sistema filosófico." De ahí que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que para Heisenberg esta expresión 'física antipositivista' no sería más que una 'contradictio in adjecto'. Sumamente injusto, desde luego, es atribuir exclusivamente estos malos entendidos al recorte que de su pensamiento han hecho tanto sus adherentes como sus detractores. Pero si bien es cierto que en su prosa aparecen una serie de deslizamientos, también resulta llamativo que a uno de los físicos más citados de la Escuela de Copenhague, se lo interprete siempre a partir del mismo fragmento, aquél en el que afirma que la "noción de realidad objetiva de las partículas elementales se ha disuelto en forma muy significativa." (12) Es Karl Popper quien con su insólita actitud de separar la idea de "disolución de la realidad" del marco general en la que es afirmada, colige que esta expresión es suficiente argumento como para acusarlo de subjetivista, (13) desconociendo que para Heisenberg las "grandes interrelaciones . . . que sin nosotros han existido siempre . . . y que no han sido creadas por el hombre" son las que "constituyen el contenido auténtico de nuestra ciencia." Por último, si los epistemólogos consideran a Heisenberg como positivsta u operacionalista por haber prescindido de la imagen del átomo para atenerse únicamente a las magnitudes que pueden medirse en el experimento, olvidan que es el esquema inverso-"la teoría determina lo observable"-el que le sirvió más adelante para descubrir sus relaciones de incertidumbre. Indudablemente sería sencillo atribuir estos equívocos a las malas intenciones o descuidos involuntarios de los comentaristas. Pero de no ser así, ¿cuáles serían las razones para semejantes verzerrungen de su pensamiento? Heisenberg mismo nos da la pista para resolver este enigma. En su artículo titulado Die Entwicklung der Deutung der Quantentheorie subraya la incongruencia de atribuir a esta interpretación, la de Copenhague, motes que provienen de las corrientes tradicionales de la filosofía, como ser, positivismo, materialismo o idealismo. Aquello que nace en 1927-la teoría de los quanta-no es solamente "una inequívoca prescripción, dice, para interpretar a los experimentos sino un lenguaje en el cual se habla de la naturaleza en el ámbito de lo atómico y, en cuanto tal, sería una parte de la filosofía." Y este lenguajede la teoría de los quanta, es "diferente al tradicional, en la medida en que contiene elementos de todos estos Denksysteme." (14) Sin entrar en esta ardua problemática podemos sin embargo, a modo de corolario, pensar que sólamente con otra perspectiva filosófica que la tradicional es posible comprender esta teoría. Por consiguiente, aquellos que se educan en ella, físicos o epistemólogos, deberían poseer suficientes elementos como para desentrañar en toda su dimensión las nociones filosóficas que subyacen en la teoría de los quanta. |
Referencias bibliográficas (1) PLANCK, Max, Autobiografía científica, Buenos Aires, Leviatán, s/f. Trasd. Julio Santos, p. 43-44. (2) HEISENBERG, Werner, Hamburg, Rowohlt Taschenbuch Verlag, 1965, p. 41. (3) SELLERI, Franco, El debate de la teoría cuántica, p. 24. (4) HEISENBERG, Werner, Pysik und Philosophie. Trad. Física y Filosofía, Buenos Aires, La Isla, p. 46. (5) HEISENBERG, Werner, Der Teil und das Ganze, München Piper 1969, p. 41. Trad. cast. Diálogos sobre la física atómica. México, Univ. Autónoma de Puebla s/f p. 39. (6) Op. cit. pág. 119 (7) Op. cit. págs. 123-124. (8) Op. cit. pág. 255 (9) Op. cit. pág. 256 (10) Op. cit. pág. 258 (11) Op. cit. pág. 264 (12) HEISENBERG, Werner. La imagen de la naturaleza en la física actual, Barcelona, Seix Barral, 1976, p. 12 (13) POPPER, Karl. Teoría cuántica y el Cisma en la Física, Madrid, Tecnos, 1985, pág. 32. (14) HEISENBERG, Werner. Die Entwicklung der Deutung der Quantentheorie, Physikalische Blätter, 12, 298-304, pág. 293. |