20th World Congress of Philosophy Logo

Philosophy of Values

Democracia y Valores Sociales: Un Diagnostico Sobre Nuestras Sociedades

Sonia Arribas
New School for Social Research, New York

bluered.gif (1041 bytes)

RESUMEN: La teoría democrática de Michael Walzer ocupa un lugar ambiguo en las corrientes actuales de filosofía política. Walzer ha sido precipitadamente clasificado dentro del grupo de los "comunitaristas" en virtud de su empleo abundante del lenguaje integracionista de los "significados compartidos." Asimismo, su énfais en la participación política de los ciudadanos le ha proporcionado la etiqueta de "republicano." En cambio, para otros-los más marxistas-Walzer sigue siendo demasidado "liberal." Este trabajo deja a un lado esos calificativos y pretende acercarse a su teoría para sacar a la luz los aspectos que puedan proporcionar un buen material para el análisis de las sociedades contemporáneas. Para ello, he tomado como guía la distinción que hace Walzer en Thick and Thin (1) entre minimalismo y maximalismo moral, aunque la he aplicado con un significado algo distinto. En el presente trabajo se plantean tanto cuestiones filosóficas acerca de su metodología, cuanto dimensiones estructurales de cómo articular empíricamente la teoría. También se explorarán las relaciones entre la interpretación y la reconstrucción de normas de justicia, con el propósito, no ya de ofrecer soluciones a los citados problemas, sino de clarificar los puntos de convergencia de uno y otro método filosófico para vislumbrar las posibilidades de su combinación.

bluered.gif (1041 bytes)

La teoría democrática de Michael Walzer ocupa un lugar ambiguo en las corrientes actuales de filosofía política. Walzer ha sido precipitadamente clasificado dentro del grupo de los "comunitaristas" en virtud de su empleo abundante del lenguaje integracionista de los "significados compartidos." Asimismo, su énfasis en la participación política de los ciudadanos le ha proporcionado la etiqueta de "republicano." En cambio, para otros-los más marxistas-Walzer sigue siendo demasidado "liberal."

Este trabajo deja a un lado esos calificativos y pretende acercarse a su teoría para sacar a la luz los aspectos que puedan proporcionar un buen material para el análisis de las sociedades contemporáneas-en tanto que propuesta teórica alternativa en nuestro tiempo "postsocialista". (2) Para ello se plantean tanto cuestiones filosóficas acerca de su metodología, cuanto dimensiones estructurales de cómo articular empíricamente la teoría.

I.¿En qué Medida Puede ser Compleja la Igualdad?

La igualdad compleja es el ideal de una sociedad liberal en la que se cultiva con acierto "el arte de la separación." Separar consiste en reconocer que hay bienes que han de distribuírse aisladamente (con criterios distintos) para así concebir una igualdad social que surge como su resultado. La distribución ha de estar de acuerdo con el significado específico de cada bien-de cada práctica institucional o social-, y no puede reducirse a la preeminencia de un bien sobre los demás, de un principio de distribución (por ejemplo, el mérito) sobre los demás (la necesidad de ese bien, el talento, etc.) No hay, por tanto, un único principio de justicia distributiva que se pueda aplicar a todos los bienes públicos o sociales. La multiplicidad de bienes denota la complejidad de las actividades y esferas de valor de las sociedades contemporáneas-el pluralismo de significados sociales.

Pero, ¿es tan evidente como piensa Walzer esa asignación de un criterio de distribución a cada bien y su consiguiente separación de otras esferas? A continuación quisiera examinar el significado de algunos de los bienes que Walzer enumera para cerciorarnos de la vinculación entre el bien, su significado y el criterio de distribución correspondiente.

Llama la atención en primer término que Walzer invoque el dinero en su lista de bienes con significado específico a distribuir. (3) En efecto, al igual que la sanidad, el tiempo libre, la educación, el amor, el poder político y el trabajo duro (en el sentido de "no deseado por la mayoría"), el dinero es confinado a su esfera propia. Brian Barry y Jeremy Waldron destacan-siguiendo a Georg Simmel, La filosofía del dinero-la carencia del dinero de un significado per se. El dinero es anónimo e intercambiable por todos los demás bienes: "el dinero debería ser considerado como una representación de la conmensurabilidad de los significados y valores de otros bienes, no como un bien con un significado o valor en sí mismo." (4) Para Walzer, en cambio, la esfera propia del dinero es el comercio de "todos esos objetos, mercancías, productos, servicios que no son comunitariamente suministrados, que las personas sin embargo encuentran útiles o agradables." (EJ, p. 114, énfasis añadido). Walzer divorcia del mercado aquellos bienes que consideraríamos públicos (servicios básicos del estado, libertades públicas), así como "el amor y la amistad" y la "gracia divina"-bienes que, dentro del ámbito privado, poseen cualidades espirituales. Como no podía esperarse de otro modo, se percibe en el razonamiento de Walzer el afán "separatista" que caracteriza a su teoría, el cual se concreta en este contexto en la implantación de límites al mercado del mismo modo en el que Habermas dignosticó la "colonización" del mundo de la vida en su Teoría de la Acción Comunicativa. Según Walzer, es posible, sin embargo, seguir haciendo dinero en el mercado, siempre y cuando esto no "establezca posiciones de privilegio, baluartes sociales que otros hombres y mujeres pueden tomar solamente al asalto y que son siempre defendidos con desesperación." (5) Aunque la oposición de Walzer a los procesos de conversión o convertibilidad de una esfera a otra mediante el dinero se nos antoje sísifea-puesto que siempre surgirían modos de conversión que no podrían impedirse-, la normatividad de la igualdad compleja puede concebirse en tanto que reveladora de las dolencias que achacan a nuestras sociedades: "El movimiento institucional más relevante-señala Swift al respecto-del que está a favor de la igualdad compleja sería el de aislar el mercado de acuerdo con criterios distintos a la mera capacidad para pagar aquellos componentes de beneficio que actualmente están en venta en el mercado." (6)

La pregunta que inmediatamente surge es la de cómo distribuir por otros medios los bienes que no queremos que queden en manos del mercado. Sobre esta relevante cuestión volveré más adelante cuando analice la noción de sociedad civil de Walzer. Ahora es preciso enfatizar que la diagnosis de Walzer sobre la invasión del mercado en las demás esferas tiene una base claramente liberal: frente a las tesis marxianas que contemplan la sociedad como una totalidad ética desgarrada por la mercantilización que ha de recuperar la unidad, Walzer asume y reivindica la diferenciación de la economía como una esfera más que ha de manternerse-con límites rígidos. (7) Sin embargo, y en esto creo que radica la fuerza crítica de la idea de Walzer, como complemento a Rawls y su segundo principio de la justicia-el principio de la diferencia, que reza que cuando existan desigualdades económicas y sociales deben estar dirigidas al mayor beneficio del menos aventajado, y asociadas a posiciones y cargos abiertos a todos según la regla de la igualdad de oportunidades-, Walzer pone el dedo en la llaga al señalar, en virtud del ideal de la igualdad compleja, la creciente dominación del medio del dinero sobre las demás esferas de distribución. En efecto, según Walzer la libertad individual no consiste únicamente en el derecho a "formar, revisar y dedicarse a la prosecución de una concepción del bien" (8) -derecho que sólo es limitado por el similar derecho de los demás-, sino que además conlleva la posibilidad de acceso y participación activa en la vida política, pues la pertenencia a ésta es el primer bien que se distribuye. Pero además, y ésta es la visión más radical, la igualdad compleja no se sustenta con la compensación parcial a la que alude el segundo principio de Rawls, (9) sino que requiere imprescindiblemente la autonomía de las esferas, de modo que cada criterio de distribución promueva la ventaja relativa de distintos ciudadanos en diferentes esferas con la imposibilidad de dominar a las demás.

Junto al dinero y su difícil clasificación autónoma en una esfera, la teoría de Walzer brinda otras dificultades que no conviene soslayar y que ya he mencionado al tratar su método de análisis interpretativo, a saber, la del significado de los bienes y su distribución. Para abordar este problema voy a tomar en consideración un bien determinado para preguntarnos si no es posible que en muchos casos encontremos que su significado evoque criterios de distribución en conflicto por lo que habría que acudir a una noción de justicia que atravesara o solapara varias esferas. Vamos a suponer, por ejemplo, el empleo. (10) Walzer considera que el significado predominante de la mayoría de los trabajos es el de una carrera profesional abierta a los individuos con talento o habilidad. Consecuentemente, Walzer sigue la parte final del segundo principio de la justicia de Rawls, que entiende cada puesto de trabajo como un cargo, esto es, como "cualquier posición por la cual la comunidad política, considerada como un todo, manifiesta interés y escoge a la persona que lo ocupa, o regula los procedimientos mediante los cuales esa persona es escogida." (EJ, p. 140) (21) Llevado a la práctica el principio se traduce en dar igual consideración o tratamiento a todos los candidatos, y elegir entre aquellos que estén mejor cualificados. Ahora bien, ¿podría ser que este criterio de distribución no fuera el único con el que usualmente se vincula el empleo? Otra regla que podría también aplicarse justamente sería la de distribuir empleos según la necesidad de los candidatos. En efecto, cuando pensamos en empleo, lo asociamos inmediatamente a una vida más o menos segura, con las necesidades básicas cubiertas y con el reconocimiento social imprescindible para ser considerados como iguales por los demás-es decir, el empleo se asocia con la igual ciudadanía. Como señala Amy Gutman: "En una economía a pleno empleo, los estándares de la necesidad y la aptitud [qualification] se complementan en lugar de competir. Pero en una economía que está lejos del pleno empleo los dos estándares frecuentemente compiten entre sí." (12) Walzer responde a esta objeción remarcando que los puestos de trabajo significan tanto profesiones abiertas al talento, al mérito o a la aptitud, cuanto la igual ciudadanía de todos, precisamente porque vivimos en una sociedad con una economía que no goza ni de pleno empleo, ni de una distribución justa-de acuerdo con los significados de los distintos bienes-en las esferas que se solapan con la del empleo. Es decir, el trabajo ha adquirido un segundo significado en conflicto con el primero porque algo está fallando en las esferas del dinero, de la seguridad y el bienestar y en la del reconocimiento, o incluso en la del poder político. De esta manera, el estudio de las razones para la puesta en práctica de la acción afirmativa o discriminación inversa en el caso de los negros americanos (EJ, cap. 5: "El caso de los negros estadounidenses," pp. 162-165) puede conducirnos a interpretar esta medida como una reparación de la larga historia de injusticia sufrida por este colectivo. Así, el significado espúreo del empleo que tomaríamos sería el pleno acceso a la igualdad civil-y no el "legítimo" de una profesión abierta al mérito o la profesionalidad. Sería, pues, un remedio que requeriría la desigual consideración de los blancos que actualmente ni son participantes ni beneficiarios de prácticas racistas, lo cual iría en contra de las nociones del mundo social compartidas.

¿O no se trataría más bien de un caso en el que dos argumentos válidos en conflicto confluyen en el bien social del empleo? Por un lado, entendemos que el empleo debe distribuirse según el mérito, pero por otro comprobamos que hay un grupo social que no goza de las mismas oportunidades que el resto para acceder a un puesto de trabajo, y que además también está desfavorecido en otras esferas (por ejemplo, la del dinero y la del reconocimiento).

La postura de Walzer se complica al aceptar sólo la discriminación inversa como último recurso. "El objeto de reservar cargos es el de ratificar la jerarquía, no el de desafiarla ni el de transformarla [...] la redistribución (a favor del empleo pleno) de la riqueza material es más factible que la reserva del cargo en lo que se refiere a resultados duraderos." (EJ, p. 164) (13) Esto quiere decir que si el empleo ha pasado a adquirir un significado proveniente de otra esfera es porque la distribución falla en ambas esferas-porque no se da la justicia en ninguna de ellas. La cita anterior nos indica que, a juicio de Walzer, la política a adoptar cuando se da injusticia en la esfera del empleo es la de intervenir en la esfera de la distribución de la riqueza material. ¿No está admitiendo Walzer con esta compensación la interconexión de las esferas? En efecto, el caso de la acción afirmativa nos enseña que las nociones de mérito e igualdad de oportunidad para superar los efectos históricos de discriminación social se entremezclan. Tanto en Estados Unidos como en Europa los debates sobre esta delicada cuestión no cesan. ¿Hemos de admitir con Dworkin que realmente no hay un significado social compartido que señala los límites de una determinada esfera y que, en consecuencia, esos significados sociales que compiten en una esfera nos obligan a acudir a una formulación de la justicia que no se deja encasillar en el aislamiento de las esferas de Walzer?

Walzer es ambiguo sobre este punto. Por un lado, enuncia un significado social para cada esfera de distribución, y por otro niega que ese significado social tenga que gobernar necesariamente en la esfera. Su hermenéutica de los significados sociales le lleva a plantear un universo semántico común en el que los significados (variables) permiten que pueda haber conflicto acerca de las distribuciones. La idea principal es que sólo podremos argumentar sobre las distintas interpretaciones porque hay un lenguaje compartido-una comunidad de experiencia.

Sin embargo, aunque aceptemos como válida la premisa del lenguaje compartido de significados, otro tipo de consideraciones ajenas a la mera interpretación han de entrar en escena si queremos solventar el conflicto. En el caso que hemos estado considerando comprobamos que tanto uno como otro significado son argumentos morales que tratan de llevar a la práctica la no discriminación en el empleo. "El ideal interesférico-aduce Gutman-de la no discriminación captura los dos significados del empleo en conflicto. La justicia social reside no en escoger entre los significados, sino en evaluar los detalles de los argumentos que se oponen." (14) Si esto es así, parece que llevada a la práctica del mundo injusto en que vivimos, la justicia según Walzer residiría en permitir por lo menos que cada interpretación de significados tenga su espacio. El hermeneuta, inmerso en una tradición histórica, legal, cultural y sociológica, saca a la luz y clarifica los significados de las normas y valores y deja a la política la decisión última. ¿Nos ha presentado la única interpretación posible? Quizá esta pregunta no sea del todo relevante, pues de lo que se trata es de si la aceptamos como una intepretación válida a la hora de llevarla a la práctica, aquí y ahora. Tal vez todos estemos de acuerdo en que el trabajo debería distribuírse de acuerdo con la competencia profesional y el mérito, y que la igual consideración de todos los candidatos sería lo ideal. Pero aquí y ahora reconocemos que para hacer justicia conviene sopesar otros posibles argumentos que entran en conflicto.

II. El Argumento de la Sociedad Civil y la Función del Estado

Hemos visto que según la teoría de Walzer la justicia social se obtiene cuando se controlan las barreras entre los distintos bienes y se impiden las conversiones entre bienes cuyos significados difieren y, en consecuencia, cuyos principios de distribución son diferentes. A partir de la reconstrucción de las tesis de Walzer sobre la igualdad compleja y de los problemas que conlleva, voy a tratar de ofrecer en lo que sigue una sinopsis de cómo se articularía empíricamente ese ideal. Para ello, desarrollaré en primer lugar su noción de sociedad civil.

Por sociedad civil Walzer entiende "el espacio de asociación humana no coercitiva, y también el conjunto de redes relacionales-formadas para favorecer a la familia, la fe, el interés y la ideología-que llenan ese espacio." (15) El mercado (la esfera del dinero) queda circumscrito por los límites que le impongan "la fuerza y la densidad de las redes asociacionales (incluida la comunidad política)," (16) no porque en el mercado intervengan unos actores diferentes a los agentes que actúan en la sociedad civil, sino porque muchos de los actores que funcionan en el mercado (negocios familiares, organizaciones no gubernamentales, etc.) tienen su origen en esa misma sociedad civil.

Según el argumento de Walzer hemos de invocar la conexión entre las esferas para poner cotas a aquéllas (como la del dinero) que tienden a dominar las demás. Walzer echa mano de una noción harto liberal de "individuo modular," (17) para exponer cuáles son los actores que forman parte de esa sociedad civil. En efecto, los individuos-sujetos divididos o modulares-pertenecen a asociaciones, pero sin ninguna vinculación total, sino sólo parcial, en una apropiación continua de roles diversos, aunque el rol de la "ciudadanía tiene una preeminencia práctica entre todas nuestras pertenencias actuales o posibles." (18) Las esferas han de mantenerse aisladas y son los individuos los que se dividen en relación con los distintos bienes sociales y las diferentes representaciones que se requieren para las múltiples esferas de la justicia. (19) El desdoblamiento del individuo es posible, según Walzer, no en tanto que abstracción y búsqueda de un sujeto impersonal que puede desvincularse de su engarce en una determinada esfera para intervenir en otra, sino gracias a su constitución "densa" y polifacética.

En efecto, a juicio de Walzer, el sujeto se puede dividir entre las distintas esferas, entre las distintas identidades (familiar, religiosa, política, etc.) y entre sus varios ideales, principios y reglas de juego al estar constituído con una multiplicidad de voces morales. (20) Sin embargo, esta división no significa que uno pueda retrotraerse y desprenderse de esas múltiples identidades para juzgar desde un punto de vista ajeno a las mismas-desde un punto de vista "objetivo." No hay tal distanciamiento de uno mismo, del mismo modo como no hay manera de decidir en muchas ocasiones "qué parte es nuestra mejor parte, qué roles, identidades o valores son los fundamentales." (21)

Pero si no es posible lograr esa perspectiva crítica necesaria para salir de una esfera y darse cuenta de que, por ejemplo, tiende a dominar a las demás, ¿cómo vamos a ser ser capaces de ponerle cotas? Walzer considera que la identidad compleja del individuo moral le permite desplazarse de una a otra esfera para entablar un diálogo entre ambas que permita resolver el conflicto. El argumento de Walzer le lleva a concluir paradójicamente que podemos ser activos participantes de esferas distintas y al mismo tiempo permitir que dichas esferas permanezcan aisladas.

Esta conclusión parece sin embargo traicionar el énfasis walzeriano en el aislamiento de las esferas. La, a mi juicio, acertada descripción densa de la identidad moral nos hace comprender cómo la articulación conflictiva de la multiplicidad de voces morales desborda la rígida compartimentación de una sociedad contemporánea en esferas aisladas siguiendo la distribución heterogénea de distintos bienes sociales. Si un mismo individuo puede acceder a varias de estas esferas (y tener éxito en ellas) permitiendo asimismo que los demás tengan acceso a ellas, es precisamente porque hay algún modo de sopesar la igualdad conseguida en términos que conectan las-en principio heterogéneas y discordantes-valoraciones entre las esferas.

Para recapitular este punto: al analizar el argumento de la sociedad civil y al poner de relieve que las esferas que se comprenden dentro de ésta son las que han de poner límites a las esferas que tienden a dominar, hemos puesto de manifiesto que la teoría de Walzer sólo funciona cuando los individuos pueden moverse de una esfera a otra con flexibilidad, de manera que los límites se establezcan desde dentro de las esferas. Walzer es consciente de lo problemático de su planteamiento cuando se intenta articular empíricamente. Los propios ciudadanos-los miembros de esas asociaciones voluntarias que configuran la sociedad civil-serán los que pondrán los límites a las esferas. (22) La solución de Walzer es ambivalente puesto que se mueve entre dos alternativas: en una permanece fijo a su intuición primera de señalar los límites precisos entre las esferas mediante su lenguaje integracionista de los significados compartidos-el cual refiere a una comunidad de valores-; y en otra el análisis de los actores sociales le lleva a la conclusión de que la movilidad de éstos entre las esferas es posible-lo cual destruiría los precisos límites entre las esferas y con ello la estabilidad de los significados compartidos.

Al tratar la esfera del dinero he querido presentar el argumento de Walzer como una diagnosis de nuestras sociedades. Los que abogan por una noción de sociedad civil que tiene bien presente la concepción del "individuo modular" plantean que la obstrucción de intercambios entre bienes con distintos significados implica constreñir la libertad del individuo para llevar a cabo sus preferencias vitales. (23) Esta idea se desprende de los que ven en el mercado libre-en el supuesto de una distribución igual de recursos-la alianza perfecta entre el liberalismo y el capitalismo: en las sociedades modernas los individuos tienen distintas concepciones acerca del bien, así como diferentes creencias sobre lo que posee valor. (24) El sistema de mercado es el ámbito donde se intercambian bienes y servicios en función del valor que éstos poseen para los consumidores. Frente a esta visión democrática del mercado, Walzer mira con recelo este medio de distribución que tiende a acaparar los demás bienes en su capacidad de convertibilidad y en su función de medio de dominación de aquéllos que lo poseen sobre los que lo carecen. En un artículo reciente, a la pregunta de por qué estamos tan lejos todavía de la igualdad compleja, Walzer responde: "La convertibilidad de los bienes sociales y de dominación que genera toma cada vez formas más sutiles e indirectas en las sociedades modernas [...D]ada la existencia continua de grupos excluídos, el estado debe jugar un papel mayor en el fomento de la igualdad compleja de que yo imaginé cuando escribí sobre estos temas hace diez años." (25) Este recurso al poder del estado-a la esfera política-propone que para que se dé una sociedad civil activa en la cual los interlocutores sociales puedan participar y deliberar como iguales hay que eliminar la desigualdad social. El estado se plantea de este modo como el suministro de las condiciones necesarias que establezcan una igualdad mínima que se oponga a las relaciones de dominio y subordinación que tienen lugar entre las esferas.

Sin embargo, la labor del estado no se extiende en similar medida por todas las esferas. La igualdad de estatus y la participación democrática tienen como aliados fundamentales el bienestar material (sanidad y pensiones) y la educación. Es precisamente en estas esferas donde el estado, a juicio de Walzer, ha de intervenir: "Dada la existencia de grupos excluídos, la justicia requiere un esfuerzo público prolongado para permitir que los miembros vuelvan a entrar en la sociedad y funcionen independientemente en todas las esferas distributivas." (26) En las demás esferas, en cambio, será la sociedad civil la que se encargará de dotar de los cauces de reconocimiento o solidaridad en los que el estado no debe inmiscuirse. La teoría de Walzer deja abierta la relación entre el estado y la sociedad civil sin que quede su posición al respecto muy definida. Hasta que no se delimite con más precisión la articulación del concepto de sociedad civil no podremos saber claramente en manos de quién quedan las distribuciones en cada una de las esferas-o si el lenguaje mismo de las esferas resulta del todo operativo.

bluered.gif (1041 bytes)

Notes

(1) Thick and Thin, Moral Argument at Home and Abroad, (Notre Dame, London: University of Notre Dame Press, 1994). Hay traducción en castellano a cargo de Rafael del Aguila: Moralidad en el ámbito local e internacional, (Madrid: Alianza, 1996).

(2) O en nuestra condición postsocialista, tal y como la define Nancy Fraser en Justice Interruptus. Critical Reflections on the "Postsocialist Condition" (Londres: Routledge, 1997), p. 3: "Ausencia de un proyecto emancipatorio global creíble a pesar de la proliferación de frentes de lucha, disociación general de las políticas culturales del reconocimiento de las políticas sociales de redistribución y descentralización de las demandas en pro de la igualdad ante una mercantilización agresiva y un aumento de la desigualdad material."

(3) Recojo sólo parcialmente-pues mi postura simpatiza en gran medida con la de Walzer por las razones que desarrollo más adelante-las rotundas críticas de Jeremy Waldron, "Money and Complex Equality" y Brian Barry, "Spherical Justice and Global Injustice," en Pluralism, Justice, and Equality, (Oxford, UK: Oxford University Press, 1995) ed. por David Miller y Michael Walzer, pp. 144-170 y 67-80 respectivamente.

(4) Waldron, op.cit., p. 147.

(5) "Justice Here and Now," p. 145.

(6) Adam Swift, "The Sociology of Complex Equality," en Pluralism, Justice and Equality, p. 265.

(7) Sin embargo, Walzer coincide con Marx en la tesis de que "los derechos del hombre" son el producto histórico del colapso de la jerarquía medieval y el surgimiento de las primeras revoluciones democráticas. Según Walzer, el ciudadano que se originó de éstas adoptó el modelo del aristócrata renacentista y neoclásico: "de ahí los derechos de petición y reunión-que la aristocracia siempre poseyó-, el nuevo derecho a una prensa libre-necesario para la creación del público de masas-, y los derechos privados y de religión-manifiestos en las grandes casas aristocráticas..." Thick and Thin, p. 53. Compárese con la tesis economicista de Marx: "la aplicación práctica del derecho del hombre a la libertad es el derecho del hombre a la propiedad privada." "On the Jewish Question," Early Writings, p. 211-241, p. 229.

(8) John Rawls, "Kantian Constructivism in Moral Theory," Journal of Philosophy, LXXVII, 9 (Septiembre 1980), p. 518.

(9) Rawls reconoce que el mercado no responde a las demandas de la necesidad y que, por tanto, éstas deben ser satisfechas por un sistema de distribución distinto. Una vez cubiertas las necesidades básicas (las cuales deben quedar al margen de las contingencias del mercado) el resto de los ingresos sí pueden entrar a competir en el mercado. Vease John Rawls, A Theory of Justice, (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1971), pp. 274-284.

(10) Sigo el argumento de Walzer en el capítulo 5 de Esferas de la Justicia: el cargo; así como las objectiones de Amy Gutman, "Justice across the Spheres," en Pluralism, Justice and Equality, pp. 99-119.

(11) El segundo principio de Rawls define el cargo en referencia a la igualdad de oportunidades: "Las desigualdades sociales y económicas han de ser corregidas de manera que sean (...) vinculadas a cargos y puestos abiertos a todos bajo condiciones de justa igualdad de oportunidades." John Rawls, A Theory of Justice, (Cambridge, Mass.: Cambridge University Press, 1971, p. 83, citado por Walzer en EJ, p. 142.

(12) Amy Gutman, ibid, p. 104.

(13) Un cargo ha sido reservado cuando para acceder a él es necesaria la pertenencia a algún grupo, y no la aptitud suficiente para él. En el caso de la discriminación inversa, se reservan cargos a mujeres o a minorías para compensar la injusticia sufrida en el pasado y asegurar su igual estatus en el en el futuro. (EJ, pp. 153-54).

(14) Amy Gutman, p. 109.

(15) Michael Walzer, "The Idea of Civil Society," Dissent, Primavera 1991, pp. 293-304, p. 293.

(16) Ibid, p. 299.

(17) Empleo la expresión de E. Gellner, Condiciones de la libertad. La sociedad civil y sus rivales, (Barcelona: Paidós, 1996), pp. 97-101.

(18) "The Idea of Civil Society," p. 302.

(19) Vease al respecto Michael Walzer, "The Divided Self" en Thick and Thin, Moral Argument at Home and Abroad, pp. 85-104.

(20) Ibid, p. 85.

(21) "The Divided Self," pp. 91-92.

(22) Sólo con esta premisa se puede entender que para Walzer el reparto de bienes de las esferas que tienden a la dispersión (como el mercado, en un mundo en el que prácticamente todo se puede mercantilizar) tenga un resultado legítimo, pues sólo así estas esferas estarán bajo la tutela de los mismos agentes que forman parte de las demás.

(23) En este caso la sociedad civil estaría en consonancia con la idea lockeana de una asociación de ciudadanos libres definidos por sus intereses económicos. Vease Charles Taylor, "Invoking Civil Society," así como Fernando Vallespín, "Sociedad Civil y «crisis de la política»" Isegoría, nº 13, abril 1996, pp. 39-58.

(24) Cf. Ronald Dworkin, "Liberalism," en Stuart Hampshire (ed), Public and Private Morality, (Cambridge, Mass.: Cambridge University Press, 1978), esp. 130-1.

(25) Michael Walzer, "Exclusion, Injustice and Democracy," Dissent, Invierno, 1993, pp. 55-64, p. 56.

(26) Ibid, p. 59.

bluered.gif (1041 bytes)

 

Back to the Top

20th World Congress of Philosophy Logo

Paideia logo design by Janet L. Olson.
All Rights Reserved

 

Back to the WCP Homepage